Sus vidas se cruzaron gracias al alquiler de una cochera y un año después celebraban su aniversario con una cena especial, una canción que Natalia escribió para él y con unos gemelos como regalo que simbolizaban su unión. Ella decía que su amor duraría hasta el infinito y él la llamaba “gorrión”; de ahí nacieron ellos. Duros, fuertes, contundentes y preciosos como el amor que ellos desprenden.