Ayyyyyy….. si yo os contara sobre Andrea me faltarían folios e imaginación para dar vida a frases que la describan. Ella, después de treinta años viviendo en España, ya es española pero no se le olvidan sus orígenes argentinos ni sus ascendientes sirios, italianos, franceses y españoles. Con esa mezcla explosiva nació ella hace cuarenta y un años en una gran ciudad de Argentina. Vivió allí su infancia y por circunstancias, su madre la trajo aquí, pasando el resto de su juventud en un pequeño pueblo costero. Tiene tres profesiones nada menos, es enfermera de una ambulancia de emergencias, coach y por suerte joyera, ya que me permitió conocerla, cursando nuestro ciclo superior de joyería.

Siempre fue buena haciendo cualquier actividad que implicase el uso de las manos, le da igual coser, tejer, hacer bricolaje o engastar una esmeralda, lo que hace que tenga ese aire de polifacética que siempre va con ella. Además es bastante divertida, alegre y cabezota, en su aspecto positivo y negativo, todo hay que decirlo.

Siempre ve el lado positivo de las cosas y siempre tiene un “Ya veremos cómo lo arreglamos, seguro que podemos” en la boca, lo que hace que los vasos siempre los veamos medio llenos. Es tozuda, extrovertida y muy decidida y clara. No se anda con vueltas para decir o llamar las cosas por su nombre. Y eso hace que nuestra amistad sea bastante más sana.

Raquel, que podría decir de ella, además de un “es genial”. Ella nació en Alemania y vivió allí durante siete años. Pasó buena parte de su infancia con sus padres y tíos en el país germano y por decisión de sus padres volvieron a Murcia a instalarse en un pueblo relativamente grande.

Según cuenta su madre desde bien chiquita a ella y a su hermana, ilustradora y fotógrafa y en menos de un año también maquetista,  les gustaba todo lo relacionado con las artes plásticas, creando dibujos, pinturas y murales por allá donde iban. A sus 30 añitos recién cumplidos tiene dos carreras y un grado superior. Se licenció en Biblioteconomía y documentación y años después se sacó el ciclo superior de joyería donde tuve el inmenso placer de conocerla. El primer día de clase la vi ahí sentada con sus melena larga y rizada y su anillo de alambre azul.

Me llamó mucho la atención su sonrisa, tanto o más que su anillo, iba de oreja a oreja y recuerdo que pensé “está chica y yo seremos grandes amigas”. Siempre me ha gustado rodearme de gente alegre y risueña y que desprenda buenas vibraciones y energía positiva a casi todas horas y ella es así, en un tanto por ciento muy elevado de las veces, ya que como ser humano tiene días peores, como yo, como tú y como el resto del universo. Sin embargo hemos llegado a un punto de entendimiento que sólo con mirarnos a la cara sabemos el estado de ánimo de la otra y cómo actuar en consecuencia.